El Papa Francisco al iniciar el año de la Vida Consagrada envió una preciosa carta apostólica donde expresaba los objetivos de ese año, en el 50 aniversario de la Lumen Gentium y Perfetae Caritatis, el primer objetivo sirve muy bien de marco para lo que ha sido y será el 125 aniversario de las Hijas de María Auxiliadora en México.
El Papa invitó en aquel entonces a Mirar al pasado con gratitud. Cada Instituto viene de una rica historia carismática. En sus orígenes se hace presente la acción de Dios que, en su Espíritu, llama a algunas personas a seguir de cerca a Cristo, para traducir el Evangelio en una particular forma de vida, a leer con los ojos de la fe los signos de los tiempos, a responder creativamente a las necesidades de la Iglesia. La experiencia de los comienzos ha ido después creciendo y desarrollándose, incorporando otros miembros en nuevos contextos geográficos y culturales, dando vida a nuevos modos de actuar el carisma, a nuevas iniciativas y formas de caridad apostólica. Es como la semilla que se convierte en un árbol que expande sus ramas.
El Papa invitó en aquel entonces a Mirar al pasado con gratitud. Cada Instituto viene de una rica historia carismática. En sus orígenes se hace presente la acción de Dios que, en su Espíritu, llama a algunas personas a seguir de cerca a Cristo, para traducir el Evangelio en una particular forma de vida, a leer con los ojos de la fe los signos de los tiempos, a responder creativamente a las necesidades de la Iglesia. La experiencia de los comienzos ha ido después creciendo y desarrollándose, incorporando otros miembros en nuevos contextos geográficos y culturales, dando vida a nuevos modos de actuar el carisma, a nuevas iniciativas y formas de caridad apostólica. Es como la semilla que se convierte en un árbol que expande sus ramas.
Es oportuno recordar no sólo los inicios sino también el desarrollo histórico del Instituto para dar gracias a Dios, que ha dado a la Iglesia tantos dones, que la embellecen y la preparan para toda obra buena (cf. Lumen gentium, 12).
Poner atención en la propia historia es indispensable para mantener viva la identidad y fortalecer la unidad de la familia y el sentido de pertenencia de sus miembros. Recorrer la propia historia es alabar a Dios y darle gracias por todos sus dones.
Las Hijas de María Auxiliadora, plenamente agradecidas con Dios y con la Santísima Virgen, queremos compartir la alegría de celebrar 125 años de presencia en México. A través de este sitio hacemos memoria de esa gloriosa historia que Dios ha entretejido en nuestra familia religiosa.
Nuestro caminar en esta tierra mexicana, ha sido sin duda alguna, un caminar bendecido por la presencia de la Santísima Virgen, que como verdadera Madre nos sigue acompañado con sus tiernas palabras, como dijera un día a Juan Diego: ¿No estoy aquí, yo, que soy tu madre? ¿No estás bajo mi sombra y resguardo? ¿No soy, yo la fuente de tu alegría? ¿No estás en el hueco de mi manto, en el cruce de mis brazos? ¿Tienes necesidad de alguna otra cosa?.
Bajo esta dulce mirada, materna y educadora queremos seguir caminando con un corazón lleno de esperanza porque Dios, sigue haciendo maravilla con su pueblo.
Hacer memoria de tantas hermanas nuestras que han vivido la pasión incansable del Da mihi Animas Cetera Tolle, a través de los años y no obstante las dificultades encontradas, es fortalecer nuestra vida, nuestra estrega a Dios, nuestra respuesta vocacional. Es continuar cantando el magníficat unidas a María porque queremos continuar siendo cada HMA una piedra viva de este hermoso monumento a la Auxiliadora a quien D. Bosco nos ha consagrado como el monumento vivo de su gratitud.
Los diferentes eventos compartidos en este medio serán sin duda compartir las maravillas que Dios continúa haciendo a través del carisma salesiano en esta tierra mexicana.
Queremos con nuestra vida compartida, elevar un canto de gratitud a Dios, que se manifiesta siempre fiel. Queremos compartir el gozo y la alegría de sabernos miembros de una gran familia religiosa en la Iglesia. Queremos renovar nuestro compromiso de total entrega a Dios por las/los jóvenes. Queremos renovar nuestro seguimiento a Cristo caminando sobre las huellas de nuestros fundadores, D. Bosco y Madre Mazzarello.
Gracias por acompañarnos en esta historia maravillosa en la que Dios nos sigue amando, bendiciendo, acompañando.
S. Ma.
Guadalupe Torres Montiel
Inspectora.